COLIMA, COL., A 5 DE FEBRERO DE 2009.
Este miércoles 4, con lleno absoluto en el salón gobernadores y ante los tres poderes del Estado, representados por el Diputado Reneé Díaz Mendoza, presidente del Congreso local; el Magistrado presidente del Supremo tribunal de Justicia, José Alfredo Jiménez y el Secretario General de Gobierno, quien representó al Gobernador Silverio Cavazos, además de autoridades de las áreas educativa, académica y cultural de Colima, la directiva de la prestigiada Sociedad Colimense de Estudios Históricos, A.C., integrada por Noé Guerra Pimentel, Presidente; Enrique Brizuela Virgen, Secretario; Rafael Tortajada Rodríguez, Tesorero; Enrique Ceballos Ramos, primer vocal Prosecretario y Bertha Luz Montaño Vázquez, Segunda vocal Protesorera; rindió protesta estatutaria para el periodo 2009-2011.
Ahí, ante más de un centenar de invitados entre líderes de agrupaciones afines, como Carlos de la Madrid Virgen, presidente de la corresponsalía Colima, del Seminario de Cultura Mexicana; Miguel Huerta Viera, presidente de El Colegio de Colima; Víctor Abel Viveros Saldierna, presidente de la Asociación Colimense de Periodistas y Escritores; Jorge Alberto Ruiz Chávez, Coordinador del Club de reporteros de Colima; los miembros de la Asociación de Cronistas del Estado de Colima y de la Sociedad colimense de estudios históricos, familiares y amigos, Noé Guerra agradeció, indicando que “Este momento y este lugar que hoy ocupamos, son literalmente y por si, un encuentro con la historia. Una historia que forma parte, dijo, de nuestra vida cotidiana, que es parte de nosotros porque con nuestras acciones perfilamos los hechos que más tarde habrán de constituir lo trascendente”.
El nuevo Presidente de los historiadores también asentó que “hace décadas un grupo de entusiastas colimenses inició un gran movimiento por reconstruir el pasado de los pueblos de colima y que el trayecto andado por este grupo de voluntarios del hacer histórico, ha tenido logros y enfrentado adversidades; las que ha sorteado alimentando los momentos que han mantenido su ilusión de seguir cumpliendo con la más noble de las tareas de la humanidad: servir a los demás. Ideal que ha sido el acicate para continuar con el proyecto de forjar una verdadera historia, que responda a la certeza y que se funde en la veracidad de los hechos, teniendo como sustento las fuentes que como expresiones de los actos cotidianos, han guardado datos que nutren nuestra memoria colectiva”.
El también cronista señaló además que “la historia se ha de concebir como un acto de vocación, de convicción, de búsqueda, de reflexión y de respuestas a las múltiples cuestiones que surgen con el análisis del pasado, y que, luego entonces, se impone una seria revisión del pasado escrito”. Igualmente reconoció que “la historia, producto, como se dice, de los actos colectivos, esta siendo olvidada, sobre todo la regional, solo ponderada por quienes con veneración al origen, preocupación por el presente y con la perspectiva al futuro, se ocuparon de que no se esfumara, y más aún, de que trascendiera y se perpetuara. Vocación asumida, dijo, aunque de por medio se les fue la vida, sacrificando tiempo, dinero y hasta lo más valioso: la familia”. Refiriéndose a sus compañeros, a los que recordó por su nombre: Vicente Venegas Rincón, María Ahumada Peregrina, Gabriel de la Mora, Juan Oseguera Velásquez, Carlos Pizano Saucedo, José Trinidad Lepe Preciado, Elías Méndez Pizano, Luis Virgen Robles, Juan Vaca Pulido, José Salazar Cárdenas, Florentino Vázquez Lara Centeno y Roberto Urzúa Orozco”; entre los fallecidos.
Para luego dar paso a lo que definió como su programa de acción, mismo que desglosó en veinte actividades, para luego hacer un exhorto para que en el contexto de las conmemoraciones nacionales del bicentenario y del centenario, unirse “para enfrentar la ignorancia histórica que principalmente a través de los medios electrónicos nacionales de comunicación, cotidianamente apabullan y nos condena a repetir errores pasados atentando contra la esencia misma de la condición humana induciéndonos antivalores y formas de ser y pensar ajenas a nuestra idiosincrasia y cultura. Ante las nuevas tecnologías, precisó el historiador, las actuales generaciones están en la indefensión”.
A nosotros corresponde, afirmó Noé Guerra Pimentel, adaptarnos a esos códigos y aprovechar sus ventajas para, en su lenguaje y con actitud renovada, transmitir a los niños y jóvenes de hoy ese rico pasado que nos forjó. Asumamos, finalizó diciendo, que el rescate, análisis, preservación y difusión de la memoria histórica, es una tarea que por las generaciones venideras y los presentes a todos compete y que como tal debe considerarse como una política pública de prioridad y sentido social.
Ahí, ante más de un centenar de invitados entre líderes de agrupaciones afines, como Carlos de la Madrid Virgen, presidente de la corresponsalía Colima, del Seminario de Cultura Mexicana; Miguel Huerta Viera, presidente de El Colegio de Colima; Víctor Abel Viveros Saldierna, presidente de la Asociación Colimense de Periodistas y Escritores; Jorge Alberto Ruiz Chávez, Coordinador del Club de reporteros de Colima; los miembros de la Asociación de Cronistas del Estado de Colima y de la Sociedad colimense de estudios históricos, familiares y amigos, Noé Guerra agradeció, indicando que “Este momento y este lugar que hoy ocupamos, son literalmente y por si, un encuentro con la historia. Una historia que forma parte, dijo, de nuestra vida cotidiana, que es parte de nosotros porque con nuestras acciones perfilamos los hechos que más tarde habrán de constituir lo trascendente”.
El nuevo Presidente de los historiadores también asentó que “hace décadas un grupo de entusiastas colimenses inició un gran movimiento por reconstruir el pasado de los pueblos de colima y que el trayecto andado por este grupo de voluntarios del hacer histórico, ha tenido logros y enfrentado adversidades; las que ha sorteado alimentando los momentos que han mantenido su ilusión de seguir cumpliendo con la más noble de las tareas de la humanidad: servir a los demás. Ideal que ha sido el acicate para continuar con el proyecto de forjar una verdadera historia, que responda a la certeza y que se funde en la veracidad de los hechos, teniendo como sustento las fuentes que como expresiones de los actos cotidianos, han guardado datos que nutren nuestra memoria colectiva”.
El también cronista señaló además que “la historia se ha de concebir como un acto de vocación, de convicción, de búsqueda, de reflexión y de respuestas a las múltiples cuestiones que surgen con el análisis del pasado, y que, luego entonces, se impone una seria revisión del pasado escrito”. Igualmente reconoció que “la historia, producto, como se dice, de los actos colectivos, esta siendo olvidada, sobre todo la regional, solo ponderada por quienes con veneración al origen, preocupación por el presente y con la perspectiva al futuro, se ocuparon de que no se esfumara, y más aún, de que trascendiera y se perpetuara. Vocación asumida, dijo, aunque de por medio se les fue la vida, sacrificando tiempo, dinero y hasta lo más valioso: la familia”. Refiriéndose a sus compañeros, a los que recordó por su nombre: Vicente Venegas Rincón, María Ahumada Peregrina, Gabriel de la Mora, Juan Oseguera Velásquez, Carlos Pizano Saucedo, José Trinidad Lepe Preciado, Elías Méndez Pizano, Luis Virgen Robles, Juan Vaca Pulido, José Salazar Cárdenas, Florentino Vázquez Lara Centeno y Roberto Urzúa Orozco”; entre los fallecidos.
Para luego dar paso a lo que definió como su programa de acción, mismo que desglosó en veinte actividades, para luego hacer un exhorto para que en el contexto de las conmemoraciones nacionales del bicentenario y del centenario, unirse “para enfrentar la ignorancia histórica que principalmente a través de los medios electrónicos nacionales de comunicación, cotidianamente apabullan y nos condena a repetir errores pasados atentando contra la esencia misma de la condición humana induciéndonos antivalores y formas de ser y pensar ajenas a nuestra idiosincrasia y cultura. Ante las nuevas tecnologías, precisó el historiador, las actuales generaciones están en la indefensión”.
A nosotros corresponde, afirmó Noé Guerra Pimentel, adaptarnos a esos códigos y aprovechar sus ventajas para, en su lenguaje y con actitud renovada, transmitir a los niños y jóvenes de hoy ese rico pasado que nos forjó. Asumamos, finalizó diciendo, que el rescate, análisis, preservación y difusión de la memoria histórica, es una tarea que por las generaciones venideras y los presentes a todos compete y que como tal debe considerarse como una política pública de prioridad y sentido social.
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